sábado, 24 de diciembre de 2011

VIH y SIDA

VIH. Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), es un virus que puede ser transmitido de una persona a otra cuando sangre, semen o secreciones vaginales infectadas entran en contacto con las membranas mucosas o lesiones en la piel de una persona no infectada
Este año, 2011, se conmemoraron los 30 años del VIH y la respuesta de la ONU, Organización de Naciones Unidas, y el mundo hacia este virus. Para conocer un poco más sobre el VIH/SIDA, nos remontaremos hasta la década de los años 80.  Estados Unidos de América fue testigo en 1981 de los primeros casos clínicos de esta enfermedad, en ese tiempo desconocida, y llamada Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) y dos años más tarde se logra identificar el virus que la transmite  el VIH.
Treinta años después, es decir, nuestro actual año, más de 65 millones de personas en el mundo viven actualmente infectadas con este virus mortal. Lamentablemente no hay cura definitiva para esta enfermedad y la gente sigue muriendo a causa de ello.
El VIH y SIDA han traído mucho sufrimiento a varios países, más de 65 millones de personas han sido infectadas por el VIH, más de 25 millones han muerto de SIDA, 15 millones de niños han quedado huérfanos y varios millones más en situación de vulnerabilidad como consecuencia del SIDA; y que 40 millones de personas viven actualmente con el VIH, más del 95% de las cuales se encuentran en países en vías de desarrollo, como el nuestro, Honduras.

Sin embargo, se dan los llamados: antirretrovirales; que se utilizan para ayudar a prolongar la vida de la persona infectada. Según estadísticas de la ONU, más de 5 millones de personas en el año 2009 pudieron recibir estos medicamentos. Podrán pensar que 5 millones en comparación con los 60 millones de personas infectadas no es nada, pero, la realidad es que esto es una lucha y mejora constante; y se trabaja día a día para poder alcanzar más y más personas VIH positivas y proveerles el tratamiento así como la reducción de infecciones.
Alrededor de 56 países han adoptado y buscado la forma de estas nuevas alternativas para facilitar un tratamiento más eficaz y que esté al alcance de la mayoría. Es en estos últimos diez años que se ha logrado disminuir en un 25 por ciento las nuevas infecciones de VIH. Asimismo se han reducido las infecciones de las madres hacia los bebés y se espera que para el año 2015 se haya eliminado por completo este tipo de infección.
Ahora, estos son datos y estadísticas como había mencionado anteriormente, pero, ¿qué de la cruz que cargan estas personas por ser VIH positivas? Ellos sufren no solamente con la enfermedad, se sabe que el VIH y SIDA es cruel y mortal, sino que también luchan con la crueldad, disimulo, morbo e ignorancia de nuestra sociedad.
La discriminación por tener el VIH y SIDA es bastante común, más en cuanto al área laboral, así nos cuenta Leyla Tàbora, quien narra que en su antigua empresa el jefe envió a sus empleados a realizarse la prueba del VIH y SIDA y las personas que resultaron positivas fueron suspendidas de sus labores. Leyla dice que eso fue una “mala pasada” que decidió hacer su jefe en contra de esas personas, puesto que el dueño de la empresa los hizo renunciar y no despedirlos para no darles las prestaciones. Como este, hay muchos casos de personas que se ven obligadas a dejar sus trabajos e incluso centros de estudios por personas como el jefe de Leyla Tàbora.
Pero, ¿qué es la discriminación? Hablamos de discriminar, nos mofamos de no ser discriminativos, más no conocemos que hasta una mirada puede llegar a ser hiriente y puede tomarse como una acción discriminatoria. La discriminación, según el CIDH, Centro de Investigaciones en Derechos Humanos, es una acción que trata a la gente de manera menos favorable debido a su pertenencia a un grupo específico, sexo, religión, género, entre otros.
El VIH y SIDA puede tener dos reacciones. Si, puede causar dos reacciones diferentes en las personas. Puede impulsar una reacción positiva y unirnos como seres humanos para apoyar e infundir alientos aquellos que lo necesitan que han sido contagiados con el virus. También, puede acarrear una negativa, siendo excluidos de su círculo de amigos, despedidos de sus trabajos, maltratados por su familia, pueden llegar a ser tan crueles como la misma enfermedad.
No debemos ser nosotros quienes juzguemos a estas personas por su enfermedad o por las acciones que los llevaron a infectarse con VIH, al discriminar y estigmatizar a estas personas, no sólo somos peores que el mismo VIH sino que pisoteamos los derechos humanos que todos tenemos por encima de cualquier enfermedad que contraigamos.
En el año 2001, en la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas, se acordó velar por el ejercicio de los derechos humanos como respuesta esencial a la respuesta al VIH y SIDA. Se debe prevenir el estigma y la discriminación contra las personas que viven o están en riesgo frente al VIH y SIDA.

El estigma con respecto al VIH y SIDA gira en torno al juego de temores y ansiedades de profundo arraigo, tales como el temor a los gérmenes y a la enfermedad, el temor a la muerte, las múltiples ansiedades relacionadas con la sexualidad, entre otros.

También creo enérgicamente que la escasa comprensión, los mitos sobre la transmisión, la asociación inicial de la infección con grupos socialmente marginados (como las trabajadoras sexuales y los varones homosexuales activos), la falta de disponibilidad de tratamientos se encuentran entre los numerosos elementos asociados al estigma por VIH y SIDA.

Es necesaria la educación y la prevención constante para eliminar estigmas y discriminaciones sobre el VIH y SIDA y nunca nos cansemos de esperar ese tiempo en el cual no habrá más infecciones por ese virus.

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