martes, 28 de abril de 2015

A estas alturas

Llego a esta edad
con los mismos miedos
de los diez:
temo a la oscuridad
a los espacios cerrados
y a los ojos negros.

Soy sordo de los ojos.
No sabría diferenciar
entre un gato que camina
y una manzana verde.

Así ando últimamente,
entre el ahogo y el vuelo,
entre la piel y los olvidos,
entre la incertidumbre y el miedo a la certeza.

Cada vez deseo menos cosas
aunque las desee con más intensidad.

Sólo quiero un templo
de largas columnas
y labios frescos.
Amar en todos los idiomas,
en todas las razas,
en todas las épocas,
en todas las geografías.

Como verán,
a estas alturas del partido
pido poco:

Amar.

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