Qué
placentero es mirar hacia la nada y no esperar a nadie.
Y a la
antesala a esa espera se generan los nudos.
Los nudos de
la garganta que están hechos
de esas
palabras que nos tocó tragar.
Tantos días
callada, confundida, encerrada en mi cabeza.
Tantos días
que creí perdidos y que hoy son ganancia.
Ya no quiero
callar,
tampoco
pienso seguir amortiguando caídas necesarias.
Hoy necesito
tropezar, e impactar tantas veces seas necesarias.
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