Nuevos “apóstoles”, con profecías de destrucción y perdición
invaden las ciudades de Honduras. Mercaderes de la palabra, que con el truco de
la fe salvan a cualquiera. Símbolos encarnados del capital, que se presentan
ante el pueblo como lobos disfrazados, no de ovejas, sino de pastores. Maestros
de la oratoria y el discurso, que juegan póker con una biblia bajo la manga
para asegurar el premio mayor.
Son pocas las iglesias que se aprovechan tan enorme y
descaradamente de la gente, pero siendo pocas, son las más populares entre los
cristianos. Cada reunión para alabar Dios ha sido montada como un espectáculo
de circo, para mantener los ánimos por el cielo y la razón adormitada.
Su orgullo como “hombres de fe” del dinero se recuesta, por
eso de parte de la congregación, no esperan ninguna respuesta. Ellos en la
religión están de turistas, cogiendo sol en la barriga a lado de su peluquero y
su maquillista, dicen que están con el pueblo, pero ya no viven en los
caseríos.
Y como si todo ese circo fuera poco, son dueños de canales
de televisión y emisoras de radio, pudiendo así alcanzar hasta los
inalcanzables; amas de casa, hombres trabajadores, taxistas, enfermeras etc. Se
ven presos de estos que les piden que acepten al señor, pero no de gratis.
Han diezmado la economía de las masas, y han satanizado a
quienes se niegan. Han convertido los templos, en sedes de asociados, y al
abrir sus sitios web, puedes observar en grande el enlace de “Donaciones”,
adornado con logotipos de tarjetas de crédito y de bancos unidos a la causa.
¿Que acaso los indultos religiosos no habían desaparecido
con la edad media?, ¿Dónde está el Dios humilde y sencillo?, han impregnado un
terror inimaginable a la figura del padre, diciendo que el día del juicio está
cerca, y que Dios vendrá con toda su furia a castigar a quienes no se regocijen
en el.
Este es solo otro ejemplo de cómo se crean los problemas
para ofrecer la solución divina al predicamento. Pero ya saben lo dicen: al
Cesar lo que es del Cesar, la misma fe les cobrara en vida el negocio que han
hecho, por eso, solo intentemos mantenernos despiertos, para solo arrodillarnos
ante el padre, y no ante los hombres.
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