Existe en el viento un secreto que se viene cargando desde tiempos inquietos.
Ahora comienza un fragmento de la historia que se había perdido en el desierto.
Los soles se han ido ya y la luna puede por fin brillar, no obstante la brisa todavía
no puede contar pues el protagonista la arrojo allende el mar.
Los años se colaron entre las manos del tiempo y se fueron perdiendo como
lluvia en el firmamento. En el olvido de ese momento se quedó el recuerdo de
un sueño en el cual todo lo divino era distinto y quien es ahora aún no había nacido.
Los párpados de los segundos se fueron cerrando para darle paso a los siglos
que alimentaron el camino del eterno.
Fue formándose un ser nuevo, de pedazos viejos y recuerdos necios hasta
llegar al evento que marcaría su piel como tormento. Creció y olvidó lo que había
recordado, obligándose así a aprender los idiomas del pasado, donde nada es y todo
fue amado.
Pudo por fin obtener de su voz un susurro, hacerse entender como cuando
habla el mudo. Fue hasta después que logro conjurar voces que satisfacían
su hambre y alertaba a dioses. Así llegaron los minutos y se fueron las horas
cuidando siempre de él y de sus obras.
quizás horas, no había tiempo y era todo un nuevo acontecer.
Algunas palabras sonaban burdas, otras lejanas, algunas tristes
otras cansadas.
Los meses y las temporadas tardaban en llegar, como si nunca
fuera el día a acabar y las olas jamás llegarían al mar, era todo
un comienzo, una extraña sensación del tiempo deidad.
Así corrían los momentos de olvido, los que ahoran quedan en
memorias ajenas y que no se ven pero se sienten.
Los verdes y morados alzaban vuelo en papeles dorados, la vida misma
se envolvía en lienzos con pinceles destrozados. De animales extinctos
y viajes imaginarios. De peces que devoran otros peces, de monstruos
marinos que respiran venenos, de peleas con el mismo que creaba las escenas.
No hay recuerdos más profundos que los que no se tienen y se añoran
porque no sabe el hombre si existen o si quiso recordarlos alguna vez
y los inventó para estar conforme con su destino.
cuando el tiempo, con su cruel intento, empieza la tragedia
de amaneceres secos y finales desiertos. Así se
terminan cerrando los ojos porque ya todo fue visto y
se anhela descansar.
La carga se hace pesada y no hay quien la lleve
porque debe ser superada por una sola alma
y no cargada por varias más. Para aprender y no
olvidar que en los minutos no hay que confiar pues a los
segundos les gusta engañar.
Del alumbramiento se recuerda poco y lo que queda son imágenes
que otros dicen haber vivido mientras el viento acaricia las facciones
de la vida de un humano que se perdió buscando grandezas
y encontró que el tesoro era su vida misma y tendría que compartir.
Se vio envuelto, entonces, entre mares de ojos que
buscan reposar en un cuerpo cansado e inexperto que no
sabe como actuar. Así se pasan los días aprendiendo a luchar.
así se pasa el silencio, queriendo callar.
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