jueves, 17 de mayo de 2012

Sombras dicen.


Por debajo de las alfombras
había reflejos; trozos de soledad que se hicieron libélula
y proyectaron sombras infinitas.

El hombre, animado en su duda, fue mirando con pena
debajo de cada estandarte; emergían los contornos del mundo
y podía verse el triunfo de la muerte
sometida, cuajada de lujurias,
porque de sombra en sombra separada

El cuerpo, único, exhausto, apenas se movía,
una sombra sin cuerpo; un latido metálico en la noche.
Sombreros que se mueven en el aire.
sin cabeza posible.
Esqueleto innombrable de todo lo invisible.

Se preguntan moléculas de duda, átomos de desidia
si un día seremos libres y tendremos la sombra para nosotros.
Responder esta duda sería algo así como
hacer revoluciones, levantar barricadas,
distorsionar el viento.

Los catastros paralizados,
las estadísticas agonizantes; los cómputos podridos,
los cables de prensa podridos también
insultando la sombra de los pueblos
cansados de miseria.
Mientras aventureros de la sombra caminan y proyectan
mecanismos de muerte, vamos pensando, vamos repensando
en los desgraciados del ayer,
y en los del presente.
Quién de sombras se libra...
Quién de vida se libra.
Quién,
sólo el más puro.

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